«PEONES NEGROS»
Por puro egoísmo.

Te diría que te pienso.
Que extraño los paseos.
De quienes antes de ser otra cosa, fueron primero amigos.
Y que se perdieron…
Que recuerdo muchas veces los recuerdos.
Nunca renunciaré a lo que fuimos.
A la verdad que reside en los recovecos…
A todo lo que no cabe en estas letras.
Incluso a lo agrio de la prosa
cuando ya murieron los versos…
A saberme yo toda tú y tú todo yo…
Con las luces y lar persianas rotas de defectos.
Sería arrancarme páginas de la memoria.
De cuajo. Y del alma.
Dejar de respirar es estar muerto.
Por puro egoísmo pagaría yo el café con leche.
Y la conversación, con doble de azucar,
que queda pendiente…
Por puro egoísmo te diría, que quien un día fue todo
me niego a pensar que ahora sea nada, para siempre.
Que sí. Que quizás aun es hoy ‘antesdeayer’.
Soy consciente.
Por eso, no escribo estas letras.
Ni las pienso…
Ni las verbalizo más allá de este pupitre de biblioteca.
Ni siquiera existe.
Ni existirá nunca, este poema…
Por puro egoísmo sigo en este estado de paréntesis.
De quien espera, ávido, que todo amaine.
De quien anhela todos los días que solo lo bueno te rodee…
Por puro egoísmo permanezco
bajo estas virutas retorcidas de goma de borrar.
Como trazo mal hecho de lapicero…
Solo si blancas avanzan, pueden moverse los peones negros.
Por puro egoísmo digo más de lo que hago.
Y escribo menos de lo que pienso.
Por puro egoísmo espero.
No queriendo…
Porque el tiempo…Solo el tiempo…»
C.F.R