
Tercer jugador con más partidos disputados en la historia del Athletic, 104 goles, 53 veces internacional, bota de oro Mundial Sub-20 de Qatar…Su palmarés habla por sí solo. Pero ‘Etxebe’ es más que cifras.
“Venir aquí me cambió todo. No solo mi trayectoria deportiva sino toda mi vida”
@CesarFdezRollan. Al Athletic se le reconoce en el mundo entero por ser un club con ‘señorío’. Y no es por casualidad. Un concepto difícil de explicar pero a veces ocurre que alguien llega y da sentido a esos términos intangibles. Los encarna y los hace reales. “La velocidad se demuestra corriendo” y así lo hacía ‘El Gallo’ cuando se lanzaba como un cuchillo por la banda de La Catedral. Y el señorío, como la velocidad, también se demuestra así. Con actos. Joseba Etxeberria Lizardi (Elgoibar, 1977) no solo permaneció 15 años fiel a un club que considera “su familia” desoyendo cantos de sirena de otros Clubs internacionales sino que además se fue regalando al Athletic el salario íntegro de su último año. En estos tiempos que corren. Por cariño. Por agradecimiento. Es de justicia recordarlo. Porque en esos valores habrán de forjarse las generaciones venideras. Porque eso es lo que nos hace diferentes. Y resistir en la élite con esta filosofía anacrónica y romántica frente al fútbol de talonarios. Se llama sentimiento. Se llama amor a los colores.
En un aspecto extra futbolístico , una cuestión que afecta a todos los jugadores de élite: gente muy joven, con fama, presencia constante en los medios y con un estatus económico muy importante, (“millonarios prematuros” afirmaba Bielsa) ¿Cómo hace uno para no despegar los pies de la tierra con toda esa espiral extra deportiva alrededor?
Pues desde fuera parece como muy fácil que se te vaya la cabeza pero si tú al final vienes de una familia, de un entorno, de unas costumbres ya arraigadas y con una base pues lo tomas como algo normal. Hay que ser consciente de que no eres solo jugador cuando entrenas y cuando juegas. Lo eres todo el día y te tienes que comportar como tal aunque hay ejemplos de todo lo contrario. Pero eso al final va en uno mismo. No creo que haya motivos como para sentirte más que los demás por el hecho de salir en la televisión o de ganar más dinero que otra gente.
Se ha achacado en ocasiones de forma crítica que la cantera bizkaina no estaba dando jugadores y que el Athletic ha ‘pescado’ demasiado en

Tajonar, Donosti, etc. ¿Qué opina al respecto?
Yo ahora como entrenador les considero a todos gente ‘de los nuestros’. De hecho le doy más valor al compromiso y la fidelidad que a la procedencia. No creo por ejemplo que hoy en día haya quien dude del compromiso de gente como Gurpegi o Iraola. Ni creo que haya que potenciar especialmente el futbol bizkaino sino esperar y tener paciencia con él. Considero exactamente igual un jugador navarro, que uno bizkaino que uno alavés. El Athletic tiene una filosofía muy clara y no podemos ser tan ortodoxos como para además querer que todos los jugadores sean bizkainos. Se da la casualidad de que en el partido de la ‘Youth League’ (la Champions League juvenil) frente al Shakhtar Donetsk fueron todos bizkainos pero es anecdótico. Yo creo que nos debemos de exigir tener a los mejores jugadores vascos.
Repasando sus inicios. Los primeros ‘toques’ a un balón los da en Elgoibar, de ahí a la Real y con 17 años Bota de Oro como máximo goleador del Mundial Sub-20 de Qatar y es ahí cuando el Athletic hace una apuesta convencida por ficharle con toda la controversia que eso generó en el entorno realista. ¿Cómo vivió Ud. aquellos momentos, a buen seguro nada fáciles, y cómo recuerda esa llegada al Athletic?
Pues fue un verano muy movido porque en Mayo me llama Andoni Goikoetxea y con 17 años juego aquel Mundial junto con jugadores consagrados como Iván de La peña y Raúl. Allí soy máximo goleador con 7 goles pero a la vuelta veo que la apuesta de la Real no es clara por mí, habiendo hecho méritos. En ese momento aparece el Betis queriendo pagar la cláusula y cuando ya tenía intención de marcharme surge el Athletic. Estimé que lo mejor para mi carrera deportiva era venir aquí y me cambió todo. No solo mi trayectoria deportiva sino toda mi vida. ¿Mi llegada? Pues tanto yo como mi familia, sin conocer de primera mano al Athletic, ya sabíamos que era un club muy importante y con mucha tradición pero cuando lo ves desde dentro te das cuenta de que el Athletic es mucho más. Los compañeros, la gente del club, los empleados… Desde el primer momento me sentí muy a gusto y sobre todo muy protegido. (incide en este concepto) Porque al final yo era un ‘mocoso’ de 17 años que empezaba a jugar y ese sentimiento de pertenencia, como si fuera una gran familia, me dio mucha ayuda y confianza. Desde el principio me sentí como uno más.
En un momento dado, fue noticia que Real Madrid, Barcelona y algún otro club internacional llamaron a su puerta aunque Ud. no abandonó el

club. Tuvieron que ser momentos difíciles en la toma de decisiones. ¿Cómo vivió aquello? ¿Qué le llevó a quedarse?
Al contrario. Para mí no fue una decisión difícil. Yo desde el principio he estado muy a gusto y me he sentido muy realizado aquí. En el verano en el que J.A. Camacho era entrenador del Madrid hubo rumores porque él confiaba mucho en mí pero la verdad es que se quedó en rumor porque no tuve llamada ni de él ni del Madrid. Pero luego tuve en dos etapas diferentes dos ofertas concretas: una del Barcelona cuando Fran Reikjaard era entrenador a la que yo respondí que agradecía el interés pero que tenía muy claro que mi camino seguía en Bilbao, y después más adelante en la época de Fernando Lamikiz el Everton inglés preguntó por mí pero ni siquiera quise entrar a negociar. Nunca tuve dudas.
Pero ha de ser tentador para cualquier jugador a nivel personal y profesional, vivir experiencias en históricos de otros países, jugar habitualmente competiciones europeas, la posibilidad de ganar títulos… ¿Cree que está en manos del Athletic poder hacer algo para intentar retener los talentos o al final es una cuestión del jugador en la que no se puede influir?
Yo creo que todos tenemos parte, por muy pequeña que sea, de influir en nuestros jugadores. Evidentemente los que están en el día a día, compañeros, presidente, técnicos, etc. Pero desde ellos hasta los que acuden a San Mamés y del comportamiento que tenemos todos alrededor de nuestra idea. Al final somos diferentes porque queremos y porque elegimos serlo, esto no es una imposición. Y es comprensible que cada uno tiene sus ambiciones e inquietudes pero a mí me convencería más el hecho de jugar aquí por esa gente a la que represento. Y no solo en número de aficionados sino en el concepto que quiero representar. Al final está claro que lo económico influye pero depende de cuáles sean tus prioridades. Yo tuve oportunidades de salir a otros equipos y ganar más dinero pero, ¿qué me va a dar más felicidad? ¿El seguir representando a los que yo quiero o a tener más dinero? Si esto al final se trata de identificación. Y todos tenemos parte de responsabilidad en eso. Para que esta idea dure tenemos que convencer a los jugadores de que somos el mejor equipo en el que pueden estar.
Actualmente forma parte de cuerpo técnico de Baskonia y del juvenil División de Honor además de ser tercero en la primera plantilla. Desde la amplia perspectiva que le aporta el conocer a los futbolistas que vienen, ¿cómo ve a las nuevas generaciones? , ¿es Ud. optimista respecto al futuro del club?
Muy optimista. Por mis competencias técnicas actuales tengo controlados más o menos a todos desde el cadete hasta el primer equipo y veo a dos generaciones muy fuertes: las del 95 y del 97. Muchos de ellos son internacionales. Y en medio de esas está también Jurgi Oteo del 96. En cuatro o cinco años esas generaciones pueden estar tocando la puerta del primer equipo añadiendo a todo esto que él ya hay jugadores muy jóvenes como Iturraspe, Muniain, Laporte, etc. Todo ello, junto con esta estabilidad que está logrando el club a nivel institucional y deportivo, me hace pensar que nos esperan años muy buenos para el Athletic.
Hablando de esa ‘Youth League’ (Champions League de juveniles). ¿Cómo están viviendo poder viajar por Europa junto al primer equipo y disputar

este torneo, usted y sus jugadores? ¿Ilusionante, no?
Sí claro. Esto es un premio que nos ha traído el primer equipo. Además nos va a ayudar a enseñarles a los jugadores a que vean que en Europa se juega a la máxima velocidad. El Athletic siempre va a tener una exigencia máxima y queremos que los jugadores vean de primera mano cómo se trabaja al máximo nivel porque les ayudará en el proceso de aprendizaje de cara a lo que se pueden encontrar en el futuro. Los entrenadores en Lezama somos muy ‘pesaos’ en que queremos conseguir que los jugadores que lleguen arriba sean lo más completos posibles y que puedan jugar: con la máxima precisión posible a la máxima velocidad (se detiene en esta oración enfatizando). Porque eso es lo que se van a encontrar en primera división.
Tema elección de San Mamés Berria como una de las sedes de la Eurocopa 2020. ¿Qué valoración hace al respecto?
La elección del nuevo San Mamés entre otras muchas otras candidatas hace que nos sintamos orgullosos, lo primero del nuevo campo y de cómo lo hemos hecho. Yo destacaría más que esa noticia, que ya es muy positiva, con la naturalidad con que nos hemos cambiado de casa. Ha sido muy natural y yo felicitaría a los responsables reales de ese día a día y de este traslado porque esta elección porque también es fruto de ello.
Viajemos en el tiempo: 15 de Mayo de 1998. San Mamés. Última jornada de Liga contra el Zaragoza jugándonos la Champions y anota el gol decisivo que deja al Athletic segundo en la tabla y lo clasifica por primera vez en su historia. Hoy 16 años después, ¿cómo recuerda aquel momento? Y, ¿cómo está viviendo el regreso del club a la competición desde fuera?
Evidentemente ese partido va a quedar en la memoria y yo tuve la suerte de hacer ese tanto pero yo creo que ese gol lo metimos entre toda la afición porque ya en la semana previa con la locura que había se veía que era imposible que el Athletic no ganara ese partido. Fue más agradable aun porque años atrás veníamos viviendo unas situaciones deportivas muy malas y salió todo perfecto: coincidió con el año del centenario, aquel año solo se clasificaban los dos primeros… Recuerdo que ese momento nos sirvió además a los jugadores para darnos cuenta de a cuánta gente representábamos realmente. Porque tú al final estás jugando, estás metido en tu vorágine del día a día pero cuando tienes la suerte de vivir una experiencia así es cuando te das cuenta de cuánta gente hay pendiente de ti. Fue un fin de semana muy emotivo. Aquel desfile en camión por las calles… (sonríe recordando). Y ahora, ya desde fuera, lo que veo es que dentro de esta preciosa ‘locura’ nuestra por jugar solo con jugadores de aquí se confirma que si tú haces bien las cosas, por muy grande que sea tu reto, todo se puede conseguir. Somos un territorio muy pequeño y han pasado 16 años con altibajos pero ahí seguimos. Con 116 años de historia y año tras año nos reafirmamos. No hay más que ver el ambiente del partido de la previa contra el Nápoles de la previa. Eso va a dejar un poso hasta en los años menos buenos. Que ojalá tarden mucho pero podrán llegar.
Si tuvieras que contarle a alguien que no conozca absolutamente nada de lo que es el Athletic de Bilbao y su filosofía, ¿cómo se lo describirías? Cuáles son los valores diferenciales que destacarías.
Principalmente que nosotros representamos a un pueblo. A una forma de pensar. A una tradición, a una idea que, vista desde fuera, parece una locura, pero que va de generación en generación independientemente de situaciones deportivas. Y que esto va más allá del deporte. El Athletic no es un equipo: es un modo de vida. Una sensación que yo tengo en Bilbao es la de que hay mucha gente que no te podría explicar ni lo que es un fuera de juego pero que aun así es del Athletic. Esto no pasa en muchos sitios.