Ayer hablaba de que estamos en tiempos de reivindicar y de viralizar sin complejos la ternura y los cuidados. Con un plus de ello para nosotros los «machos alfa» que solemos tirar de testosterona y de tofo lo contrario.
Y ser voluntario es eso. Lágrimas de emoción y sonrisas de premio. O al revés.jajaja. Ayer en el monte GORBEA, de la mano de la ONG de Vitoria, MONTES SOLIDARIOS, volvimos a sentir su poderosa energía. La poderosa energía del trabajo en equipo y del colectivo. En estas vidas tan individualistas, tan reducidas al hedonismo y tan buscando la felicidad y la plenitud en el «carpe diem» y en el «vive rápido, muere deprisa y deja un bello cadáver» que decía James Dean, nos hemos fagocitado a la comunidad. Al colectivo. Todo ese modelo de vida «fast food» lleno de «calorías vacías» que consumimos y en la que a veces nos consumimos, la vivimos buscando exclusivamente la felicidad y la satisfacción propias. Como mucho compartida con pareja o con amigos pero ya a veces ni eso porque la «disfrutamos» completamente solos con nosotros mismos.
Yo llevo años obsesionado con viralizar el ejercicio del voluntariado como generador y motor de felicidad y de satisfacción personal. Lo que yo suelo denominar «el egoísmo positivo». Porque siempre vuelve más de lo que va. No irse con los colegas de farra, ni de vacas y aventuras guays para petar de fotos Instagram (yo el primero). Pero hay tiempo para todo. Y esta también es un gran aventura. Eso os lo garantizo. jajajaja. Así que os animo a ello. A ser egoístas. Sólo que para afuera en lugar para adentro. En modo social-colectivo. Porque el ser humano es un ser social. Aunque este salvaje modelo de producción y de consumo nos haya hecho «homo antisocial». Y si no has practicado nunca esto que digo, te insto a que lo pruebes. Y a que sientas. Tus hijos, tus amigos y tú. O viceversa. Porque es algo que deberías vivir al menos una vez. Y probablemente ya no tengas vuelta.
La poderosa energía y la elevada vibración que genera esta gente y su voluntad colectiva cuando se ponen al servicio del prójimo. ¡Os va a atravesar!
Más que ayudar, es acompañar. Es incluir. Es compartir tus brazos, tus piernas y tu energía positiva con quién quizás en ese momento ya no la tenga. O a quien una enfermedad, un gen o la vida se la hayan robado o mermado.
¡¡Gente que además tiene la valentía de dejarse ayudar y dejarse acompañar!! ¡¡De pedir apoyo cuando lo necesitan!! Porque yo mismo no sé si sabría o si podría. Les admiro también por ello. Es un acto precioso de humildad y de generosidad. Saber pedir ayuda y saber dejarse ayudar. Quizás también tengamos que reivindicar eso. Y desaprender. Sobre todo cuando nos han educado justo en lo contrario. A los machos alfa más. Nos han generado esa discapacidad.
Ayer fue un día duro pero pleno de satisfacción y de lágrimas de emoción. Cumbre hollada. En equipo. Y sueño de una persona y de su familia cumplido. .. Y la vida es eso. La vida es sueño. Ya lo dijo Calderón…
Yo de mayor quiero ser como esta gente loca de atar que crea y organiza estas cosas: se llaman #MontesSolidarios y hacen falta brazos y piernas para más salidas. En Bolunta del Casco Viejo Bilbao también os asesoran con otros colectivos y voluntariados. http://bolunta.org/
