Este año se cumplen ya once años de militancia fiel en este proyecto. 26 años recién cumplidos tenía yo cuando aquello. Cuando mi cuadrilla y servidor nos enrolamos en esta locura entrañable de txosna, konpartsa, agrupación, circo, o llámenlo como Uds. quieran. Como Hogar Navarro se la conoce. Nafarroako Etxea es su traducción al euskera y el nombre oficial que figura en las facturas y en las camisetas de ‘batalla’ desde hace ya 20 años.
Once años, once veranos, once fiestas de Barakaldo con todos sus sacramentos. Con todas sus batallitas. Con todas sus cientos de intra historias. Parece que fue ayer. De aquellos veinteañeros a estos casi cuarentones. ¡A veces tiene uno la sensación de que el tiempo pasa tan rápido que asusta!
Once años en los que las caras han ido rotando. Algunos se han ido marchando, otros permanecen y otros y otras nuevas generaciones han ido llegando. Rotación, renovación y evolución. Como en la vida misma.

Once años en los que nuestras vidas han sufrido muchos cambios y en los que nosotros mismos, a la par, hemos ido cambiando también. Ni mejores, ni peores (de jueces está el mundo lleno) pero sí que diferentes. Cada paso, cada muesca, cada cicatriz, cada experiencia vital positiva o negativa nos han ido modelando inevitablemente y como parte natural del juego. Nuestro ahora es fruto de las decisiones que tomábamos ayer y de las que tomaremos mañana; de los caminos elegidos y de los descartados; de los proyectos emprendidos y de los nunca caminados. Todo ello nos ha ido construyendo y deconstruyendo. Hemos ido aprendiendo algunas cosas y desaprendiendo otras. Con suerte, integrándolas todas productivamente. Pero siempre en constante cambio. Y, sin embargo, aunque Celtas Cortos, lo viviera siempre con cierta nostalgia y melancolía (“20 de Abril del 90”) , eso es la vida. Nuestras vidas. Pedazos de arcilla modelados repetidamente en un torno que nunca deja de girar. Nada nuevo bajo el sol. El guión de la vida es un patrón que se repite con la mayor naturalidad. Y aunque sí, aunque yo también siga siendo muchas veces un Celta Corto, ya no enmiendo la mayor. Ya sé que las canciones, como las personas se hacen viejas…Y que el papel lo soporta todo pero que la realidad es obstinada. Que los géminis nos movemos mejor en el aire pero que las circunstancias van exigiendo un poco de pies en tierra. Que los objetivos, los ideales y los sueños del ayer quizás ya no sean los de mañana. Que ‘los de siempre, como siempre y donde siempre’ quizás no sea una constante indestructible. Y que no pasa nada. Porque así ha de ser. Sin constricciones ni sobre actuaciones. Sin postureo. Mirando hacia adelante y guardando con mimo y cariño, los recuerdos. Que son al final , o al menos así lo entiendo yo, nuestra más legítima patria. Alegrándonos de lo vivido. Y de lo ‘bailao’.
Así que quizás no sepamos si el año que viene cumpliremos o no el año doce de esta aventura; ni si las personas con las que compartamos turnos de barra y risas serán las mismas o no. Pero pase lo que pase, todo lo vivido ya es nuestro. Y con los de siempre o sin los de siempre, la txosna, como la vida… sigue y seguirá…
¡LARGA VIDA Y BUENOS VIENTOS! CARPE DIEM, OH CAPITANES Y CAPITANAS!